viernes, 9 de agosto de 2013

Guatemala quiere conquistar el mundo

Tras lograr la medalla de plata en los 20 km. marcha de Londres 2012 aspira al oro en el Mundial de Rusia


Definitivamente. Esa es la palabra que utiliza un guatemalteco cuando quiere decir 'por supuesto' o 'sin ninguna duda'. Haciendo uso de ella, Erick Barrondo (San Cristobal Verapaz, 1991) es, definitivamente, la mayor esperanza de la marcha mundial.

A la pregunta de si algún día logrará una medalla de oro en un Mundial responde "luchamos por ello", y a la de si será campeón olímpico lo hace con un convincente "tenemos que serlo". Su mirada es limpia, penetrante, sincera.


En una entrevista para ESPN no pudo contener las lágrimas recordando que, cuando era niño, no podía ver la televisión en casa porque por no tener, no tenían ni electricidad. Durante un tiempo una vecina les dejaba hacer un empalme para usar la suya, hasta que a ella también se la cortaron.

En Agosto de 2012 su vida cambió para siempre. Ese día se colgó una medalla de plata en Londres, algo que jamás había logrado un deportista nacido en su país. Lo primero que pensó al cruzar la meta es que se le había escapado el oro. No era consciente de lo que significaba esa presea.

Erick es un héroe en Guatemala, donde niños de distintos estratos sociales sueñan con imitar sus gestas. La próxima puede escribirse en Moscú. El majestuoso río Moscova quiere ser testigo de su primer título mundial tras más de un mes entrenando día y noche en Sierra Nevada, para aprovechar los beneficios que aporta trabajar duro a más de 2000 metros de altura. Allí convivió codo con codo con el resto de la delegación guatemalteca enviada a Rusia, compuesta por otras siete personas.

Como líder del grupo está el profesor Rigoberto Medina, que viene a ser al mundo de la marcha lo que Marcelo Bielsa o Pacho Maturana al fútbol. Al margen de trabajar con Erick, dirige la preparación mundialista de otros cuatro atletas, dos hombres y dos mujeres.

Jaime Quiyuch y Aníbal Paau viven a la sombra de un campeón como Barrondo, pero su dedicación y esfuerzo elevan al más alto escalón la palabra deporte. Mirna Ortiz y Mayra Herrera son ejemplo de entrega y sacrificio.

Tras superar el drama que supone perder injustamente la custodia de sus hijos y recuperarse de un tumor en la garganta respectivamente, hacen que el tartán brille a su paso. Mirna es agresiva marchando y dulce en el cara a cara, mientras que Mayra te conquista en un segundo gracias a sus inolvidables ojos azules, para luego rematarte con un estilo tan elegante sobre la pista que hace aún más grande su historia de superación.

Llega en un gran momento a la mañana más importante del año tras su tercer puesto en Irlanda hace pocas semanas. Enggels Gudiel y Kevin Palma, fisioterapeuta y delegado, completan la selección.

Para la gran cita rusa, Erick Barrondo ha perfeccionando su técnica. En Londres completó los últimos 6 km con dos avisos, a las puertas de ser descalificado. Tanto ha pulido sus defectos con Medina ( al que define como "su papá" ) que en la última prueba antes del Mundial logró la victoria en Dublín gracias a un recorrido perfecto a ojos de los jueces.

"Me gustaría afrontar los 20 y los 50 km, pero en una Copa del Mundo es imposible porque sólo hay 24 horas de margen entre pruebas. Lucharemos por lograr la gloria en la distancia corta". Dice su entrenador que está preparado para emular a Robert Korzeniowski y ganar en ambas disciplinas.

Hasta que las calles de Río sean testigo de ello en el año 2016, el sueño de llevarse una ovación digna del Bolshói mantiene en vilo a un pequeño país al que nunca despertó el sol, ya que siempre fueron a buscarlo.

Fuente: Marca

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