“Correr contra la pared” como es conocido por muchos deportistas conlleva un dramático cansancio. La razón es que las reservas de glucógeno se agotan. Esto se debe a la transformación de hidratos de carbono, que son consumidos rápidamente.
Los corredores pueden almacenar aproximadamente 2.000 kilocalorías en su cuerpo. Esto alcanza tan sólo para 30 kilómetros.